Hola chic@s!!!
¿Cómo va todo?
En el otro blog, ya que vi que era algo que gustaba, solía recopilar varios relatos eróticos que la gente colgaba en la web y ponerlos en mi blog, nombrándolos a ellos por supuesto.... Pues bien, creo que es hora de dar un paso adelante y colgar mis propios relatos, algunos vividos por mi mismo, otros que son directamente creaciones de mi imaginacion. Sea cómo fuere, son relatos eróticos, por tanto son relatos fuertecitos y
para MAYORES de edad.
En este post, van a ir uno, que no quiero saturaros. Vais a ser vosotros, los que tengaís que adivinar si el relato de hoy es ficticio o fue una realidad... Espero que os guste. ;)
Pasión en la ducha
Era un día de verano, estaba en el gimnasio de mi barrio, salía de hacer
unos ejercicios e iba para el vestuario, a cambiarme la camiseta sudada. De pie,
sólo y una vez cambiado, me quedé de frente a los típicos bancos de vestuario
que encima tienen unos ganchos para colgar la ropa u otros objetos. Detrás
tenía un espejo grande y mi izquierda la puerta de salida del vestuario,
mientras hablaba por WhatsApp, vi entrar por la puerta a un chico, un chico que
ya había observado muchas veces antes...
Por el rabillo del ojo, sigo viendo cómo se acerca y va a pasar detrás de mí,
yo seguí con mi conversación, hasta que de repente, !Plas¡ noto una palmada en
el culo. El vestuario estaba vacío, a la hora que voy yo, está prácticamente
todo el gimnasio vacío, así que sólo podía ser él. Sin saber cómo reaccionar, bloqueo
rápidamente el móvil y salgo del vestuario sin mirar atrás y hasta tropezándome
de la rapidez.
Me subo a una de las máquinas y después de una necesaria consulta con una
amiga, me quedo pensando en todas las veces que furtivamente le he mirado, en
las otras en que nuestras miradas, no voy a decir que casualmente, por lo menos
por mi parte, se cruzaron, creándome incluso en su día un problema con su
pareja. Y en cuantas veces había fantaseado con cómo sería tener sexo con ese
hombre que me ponía tan sumamente nervioso y caliente a la vez.
En ese momento algo hizo clic en mi cabeza y sin pensarlo me dirigí de nuevo
al vestuario.
Ahí estaba, tomando ese batido, que no sabía cuál era su gusto, por lo menos
hasta ese momento, pero tenía un color muy apetecible, casi tanto como apetecibles
eran los músculos de ese chico para mí.
Sin darme tiempo casi para recorrerle entero con la mirada y con una cara
entre preocupación y ternura, dijo.
-¿Te molestó lo que hice?-
A lo que yo contesté con total determinación
-No, para nada. Sólo que no me lo esperaba eso es todo.-
De repente me doy cuenta de que me está mirando de arriba a abajo con una
cara que carecía casi totalmente de expresión.
-¿Qué me miras?- dije yo.
Entonces bajó la mirada y acabó su batido, mientras yo me di cuenta de que
llevaba plantado ante el casi inmóvil, un buen rato y decidí intentar
disimular, con poco acierto la verdad, yendo a la zona donde tenía la mochila,
al mismo tiempo que pensaba, que quizá había sigo demasiado borde o cortante.
Miro al frente dispuesto a pedirle disculpas y veo que no está, giro la cabeza
hacía el lado izquierdo y ahí estaba él, sonriendo y con ese cuerpo apretado en
la camiseta de tirantes que dejaba ver partes muy interesantes de la parte
superior de su anatomía.
Cuando me dispongo a pedirle disculpas, antes de poder decir la primera
letra, se acercó a mí, invadiendo por completo cualquier espacio entre
nosotros, lo cual, me puso muy nervioso, casi diría que inmóvil, segundos
después me agarró el cuello de la camiseta de una manera muy suave, nada
brusca, pero si lo suficiente para poner mi cabeza frente a la suya. Sentía que
debía decir algo, pero no tuve tiempo, me plantó un beso de esos que no se
olvidan, me soltó y se dirigió sin mediar palabra hacia las duchas.
No pensé en nada... No pensé que igual sólo quería un beso y nada más, no
pensé en que tenía pareja... No pude, algo me arrastró hasta aquella
ducha.
Estaba en la última ducha, ya sin camiseta y con ese cuerpo que tanto había
deseado, muy cerca de mí.
-¿Qué pasa, qué quieres repetir pulguita?-
Pensé... ¿Pulguita?!
-¿Te ha comido la lengua el gato o qué?-
Me sentía idiota, estaba como mudo, no sabía que decir. En ese momento, me quitó
las gafas y como si de aquel gato que antes decía se tratase, me beso y de una
forma tan sensual como animal, se abalanzó contra mis labios y empezó a morderme
con los suyos, mi lengua. Esa sensación no era nueva para mí, pero sin embargo,
supongo que por la situación, fue cómo la primera vez. Aún recuerdo su sabor,
era una mezcla de sexo, plátano y kiwi, desde luego si ese era el sabor del
batido, no me extraña que lo tome todos los días.
-Noto que te estás poniendo nervioso- dijo.
Entonces se me abalanzo como si hubiera guardado la fuerza que no empleó
antes y levantándome los brazos me quitó la camiseta y me aplasto con su cuerpo
contra los azulejos, dejando sentir todo su musculoso cuerpo contra mí, además
de sentir como él también se estaba "Poniendo nervioso".
-No tengo tío- le dije.
-¿No tienes qué? dijo mientras seguía besándome y yo estaba cada vez más en
un estado de trance.
-Pulguita, no se te ocurra moverte-
-Dónde va este, que hay gente ahí fuera- pensé.
Me quedé en silencio, para ver si escuchaba algo y de repente apareció él,
con una ristra de condones de marca que todos conocemos.
-Ahora si pulguita-
Casi entre gemidos de placer y con susurros que propiciaban el lugar y que
hacían todo mucho más seductor, le pregunté -¿Por qué pulguita?
-Cuándo te pones nervioso, mueves muy ligeramente las orejitas- me decía mientras
me las agarraba, para a continuación seguir dándome besos en la barbilla, el
cuello, el pecho, los pezones, el ombligo, yo ya estaba totalmente excitado,
quería comérmelo.
Le levanté la cabeza y en un gesto tan impropio de mí, como automático, le
di la vuelta y me lo comí a besos.
A diferencia de mí, él no me paró, llegue a la zona sexual y le bajé los
pantalones tan rápido, que casi parecía un desesperado, pero me daba igual, ya
hacía mucho rato que sólo actuaba y no pensaba.
Debajo de ese bóxer, se intuía algo muy grande... Me quedé un rato jugando
con el paquete, sin desenvolverlo, como queriendo averiguar que había
dentro.
No esperé más, lo desenvolví, pude sentir su calor, su humedad... a la vez
que oía sus gemidos que casi eran susurros. Después de un rato, enloqueció, me
levanto dejándome con ganas de más y casi con brusquedad, que por otro lado me
encantaba. Me quito toda la ropa que me quedaba y encendió el agua, estaba
fría, muy fría, pero él estaba debajo conmigo, besándome y casi que ni lo
notaba y a juzgar por cómo estaba todo por debajo, él tampoco.
El agua empezó a calentar, en ese momento, de una forma muy salvaje y que no
voy a negar, hasta me asusto un poquito, me puso cara a la pared y empezó a
restregar todo su armamento, todos esos músculos definidos... contra mí, de tal
forma que mi excitación era máxima, si no fuera porque sé que es imposible,
diría que hasta pude lubricar naturalmente.
-A partir de este momento déjate llevar, yo voy a llevarte muy lejos- dijo
muy en bajo, casi no podía escucharle, supongo que porque escucharía a alguien
entrar en el vestuario, mientras cogía de la parte de arriba un condón.
Casi por instinto, se lo quité de las manos y se lo puse.
-!!!Te gusta jugar ehhh¡¡¡, ven que te voy a enseñar para que sirve este
juguete-
Con otra sacudida de las suyas, me puso contra el botón de la ducha, y me
penetro de una forma que no me esperaba, casi diría que me hizo daño, pero no
me importaba, me gustaba y quería más.
Como si hubiera escuchado mis pensamientos, siguió con la misma intensidad,
con unas embestidas, que me reportaban un placer que no se puede explicar.
- Raúl?!, Raúl?!!. De repente una voz decía ese nombre,
que yo no entendía de quien era, hasta que él paró en seco, aún dentro de mí y
me tapó la boca. En ese mismo instante, entendí que era que su pareja, el miedo
se apoderó de mí.
-Va a entrar en las duchas y nos va a ver- pensé mientras permanecía
completamente inmóvil, a la vez que el agua, que como si tuviera vida propia,
paro según paramos nosotros.
De repente se fue, Raúl dio el agua y siguió, una parte de mi durante un 10
segundo decía -Párale, esto no está bien- Pero entonces fue cuando me sometió a
otras de sus brutales embestidas...
-Pulguita, ha sido genial- me dijo mientras se marchaba aún erecto hasta la
otra ducha. Sin ducharme, casi por acto autómata, cogí mi pantalón de deporte
empapado, lo escurrí como pude, salí, me puse una camiseta y me fui, empapado,
lleno de placer y esperando no encontrarme a su pareja en el camino hasta la
salida.
FIN
Pues ya está. Espero que os haya gustado. ¿Ya sabéis cuál es la procedencia del relato?
En unos días otro post :)
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