jueves, 2 de septiembre de 2010

Homofobia en las aulas.

Hola a tod@s!!!
Después de un parón veraniego traigo muchas sorpresas, nuevos post y muchas otras cosas.
Comenzamos esta nueva temporada con un tema bastante preocupante la homofobia en las aulas, voy a centrarme sobre todo, en el mal trato que se le da a estos chic@s simplemente por ser distintos.




Solemos asociar la adolescencia con un periodo de crecimiento y de experimentación, cuestión sin falsedad pero que muchas veces es algo que se malinterpreta cuando hablamos de homosexualidad. Crecer siendo homosexual no es una tarea sencilla y en un sector como el de América Latina los problemas crecen por la falta de derechos legales GLBT e información sobre la diversidad sexual dentro de las escuelas.
Vivimos nuestra vida dentro de las normas de la heterosexualidad, y las clases de biología no hacen más que explicarnos el cómo la vagina y el pene son tan perfectos como la manzana que se comen los gusanos. Los muchachos buscarán siempre un patrón o modelo al cual adherirse; en la actualidad parece que los medios de difusión se han encargado de promulgar la imagen estereotipada del divo gay que es frágil como un cristal, mientras que la imagen del hombre masculino con pelos en el pecho, barba acentuada y voz gruesa queda relegada a los bears sadomasoquistas que ocupan un lugar XXX en la parte trasera de las vídeo-tiendas o de las webs porno dependiendo de nuestros gustos visuales.
El patrón que solemos seguir va a identificarnos dentro de la comunidad en la que vivimos, esto incluye el colegio y el hogar. Dentro de la escuela compartimos con otras personas que sienten la necesidad de sobresalir, siempre la lucha es por la diferenciación: tú eres blanco, tú negro, tú gay, tu bueno y yo malo. No hablamos de un acoso escolar de robo del dinero o de esconder la cartuchera, sino de casos de violencia donde el sólo hecho de ser homosexual puede ser considerado por los otros estudiantes como algo intolerable que hay que eliminar, como el trazo incorrecto del lápiz que se borra con un corrector hecho a base de golpes.
Las agresiones pueden comenzar desde pequeñeces como molestias continuas, apodos y burlas dirigidas a un individuo específico, pero crecen hasta el punto de acoso, persecuciones incansables y amenazas de muerte. Los proyectiles de tiza que poco a poco se acumulan en el recuerdo de un niño gay señalado en la sociedad logran aglomerarse dentro de un puñado de harina blanca que cubre sus rostros como la máscara de un pagliaccio entre nosotros.
Vivimos en una sociedad llena de caras blancas, todos siempre tenemos una característica por la cual se nos señala. Nadie puede decirte lo que debes ser, pero hay algunos que creen poder decidir lo que no quieren ver. Hay que entender que no estamos frente a un televisor del cual podemos hacer zapping para cambiar el canal, estamos obligados a asistir al colegio diariamente, existen situaciones incómodas y muchísima gente intolerable en él, pero se hallan aun más personas que ignoran todo lo concerniente a la homosexualidad y por allí nace algo que llamo “homofobia por omisión”.
La homofobia por omisión se da debido a que se ignora todo el contenido sobre la homosexualidad, la naturalidad de esta, y la defensa por los derechos humanos y legales de las personas gay, lesbianas, bisexuales y transgénero (GLBT). Fácil: si nadie me enseña que hay una razón para que te respete, no lo haré por inercia.
Esto quizás es debido a que los padres suelen representar el mayor ícono a seguir en lo que está bien o está mal en la vida; si en la casa suele existir un clima de homofobia lo más probable es que un niño considere a cualquier homosexual como alguien malo a primera vista, sólo porque sus padres le han mostrado ese modelo a seguir. No con esto se dice que en todos los hogares homofóbicos no pueda existir un hijo que piense distinto, ni tampoco que esta conducta cubra los miles de asesinatos que ocurren por esta causa, sino que existe una raíz rastreable de una gran parte de la homofobia que presentan los adolescentes de hoy en día.
En la mayor parte de los colegios se suele ver una asociación de la homosexualidad con lo patético, siempre que algún estudiante suele mostrar alguna debilidad suelen abuchearlo con insultos relacionados al ámbito gay. ¿Tiene algo que ver un homosexual con una galleta de soda partida o con pescado pargo? Al parecer, según las voces públicas de pasillo, sí.
¿Es el homosexual culpable de la homofobia que sufre a su alrededor? No, pero tampoco parece justo pedirle a un adolescente homosexual que se enfrente a toda una sociedad que mantiene un sistema de pensamiento muy diferente al de él. El colegio puede llegar a representar el peor lugar del mundo, debido a la presión social a la cual se ve obligado a asumir un joven diariamente, no es fácil ser rechazado, mucho menos si asistes todos los días a un lugar donde la repulsión hacia uno es algo asegurado.
La desinformación y la falta de materiales educativos son muestras del desinterés por parte del sistema de enseñanza por mantener los derechos de los niñas y niñas adolescentes gay en condiciones de igualdad. Desde pequeños existe el deber de informarnos y orientarnos con respecto a estos temas, es algo necesario para que la homosexualidad sea vista como algo normal dentro de la sociedad. Mientras más rechazo exista, más soledad entrará en la mente de las pequeñas personas gay, y también a mayor soledad menores serán las ganas de querer seguir en el mundo. Uno tan inhóspito que ni en las paredes de tu casa te permiten ser homosexual, ni en las de la escuela tampoco... esas pequeñas manitas no parecen formar parte del conjunto de palmas calcadas con tiza en la pizarra del preescolar, y tendremos quizás pequeñas manos que comenzarán a desaparecer.
La alarma constante que queda sonando en nuestras cabezas indica que deberíamos hacer algo al respecto, que ese niño incomprendido muchas veces fuimos nosotros mismos, quizá corrimos con suerte y nadie lo notó, pero algo que seguro todos hemos podido observar con impotencia es el abuso de muchos en contra de algún compañero que es acusado de ser homosexual y que por ello lo han humillado, golpeado y muchas veces hasta ha terminado en terapia intensiva. La cruda verdad sea dicha hoy hay homofobia en las aulas, dentro de los pupitres y detrás del escritorio del profesor, y si no hacemos nada al respecto mañana también la habrá.
En España se ha demostrado media encuestas que el 30 por ciento de los niños, que supieran que están sentados al lado de un homosexual, se cambiaría de pupitre.
También revela que el 30 por ciento de los chicos encuestados, han participado alguna vez en un acto de homofobia( peleas, maltrato, vejaciones etc..).
Mi opinión personal es que todo esto es debido, a la educación deficiente que algunos padres dan a sus hijos sobre estos temas.

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